Sunday, November 1, 2020

EL LADRILLO DE LA FE

(Nehemías 1:1 – 2:8)

Oración de Nehemías sobre Jerusalén
1 Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino,

2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.

3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego.

4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

5 Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;

6 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

7 En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.

8 Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos;

9 pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.

10 Ellos, pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran poder, y con tu mano poderosa.

11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.

Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén
2 Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,

2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.

3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?

4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.

6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo.

7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;

8 y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.

La carrera de la fe: el ejemplo de Pablo

La carrera de la fe es más bien una carrera que se debe de correr y una batalla que se debe de luchar, esto queda claro con lo que Pablo dijo e instruyó. Como le dijo a Timoteo:

1 Timoteo 6:11-12
“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.”

De esta instrucción se vuelven evidentes dos cosas:[Read more…]

Colosenses 1:21-23 – santo y sin mancha, si continuas en la fe

continuando en Colosenses 1:21-23 leemos:

Colosenses 1:21-23
“Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.”

Sin duda Cristo nos ha reconciliado con Dios en Su cuerpo de carne a través de Su muerte, para presentarnos santos y sin mancha. Pero esto no es incondicional, porque de nuevo vemos un “si” ahí, una condición la cual se debe de mantener para que esas maravillosas verdades se vuelvan una realidad completa en nosotros en el día del Señor. ¿Cuál es esa condición? “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio”. De nuevo observa ese “permanecéis en la fe”. Vimos en Romanos 11 que si no continuamos en Su bondad seremos cortados. Lo mismo vemos aquí: si no continuamos en la fe, esto es, si descontinuamos en la fe, entonces NO seremos contados entre aquellos a los cuales Él presentará como “santos, sin mancha y aprobados”

Como también la epístola a los Hebreos nos dice:

Hebreos 12:14
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”

Solo la gente santa verá al Señor y tendrá vida eterna. Y ¡solo Cristo puede presentarnos de ese modo! Pero ¿cuándo? ¡“si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio!”

Reflexion la rosa y el sapo


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Romanos 11:22 – La bondad de Dios, si tu continuas en Su bondad

Para comenzar vayamos a Romanos 11:19-22. Ahí leemos sobre Israel y sobre quienes creemos:

“Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, PROVEYÓ si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.”[Read more…]

Un vistazo directo a algunos de los “dichos fuertes” de Jesús: Conclusión

Para concluir este capítulo, es obvio que nuestro Señor de ninguna manera creía en una fe infructuosa. Sus dichos hicieron el camino para el correcto conocimiento de lo que significa creer o tener fe en Jesús. De ninguna manera es sólo una confesión, sino como el apóstol Pablo enseñó (ver el siguiente capítulo), una carrera qué correr y una lucha qué pelear. No hay duda, de que para Él, permanecer en Él, no era algo opcional sino obligatorio y en caso de que algunos no permanecieran en Él pues entonces no entrarían en el Reino. Desafortunadamente muchos han decidido ignorarlo, creyendo que lo único que importa es comenzar en la fe. Por supuesto que es importante empezar en la fe (no puedes terminar algo que no has comenzado), pero yo diría que aún más importante es comenzar y terminar en la fe, permaneciendo en la vid, en Cristo, hasta el final y haciendo a un lado cualquier cosa que te quiera mover de ahí.

Al que venciere

Hay algunas Biblias que tienen las palabras dichas por Jesús marcadas o escritas en rojo. Si tu tienes una Biblias de esas, te darás cuenta que después de los evangelios se ve muy poco “rojo” en el libro de Hechos o en las epístolas, tal vez todo junto sean como doce pasajes. Aunque los Hechos y las epístolas tienen como autor al mismo Espíritu Santo como en los evangelios, en ellos Jesús no habla en primera persona. Sin embargo, en el libro de Apocalípsis, el último libro de la Biblia, se ve lo contrario. Ahí Jesús habla de nuevo en primera persona y en esta sección me gustaría señalar algunas cosas del segundo y del tercer capítulo. Esos capítulos contienen cartas dirigidas a siete iglesias de Asia menor. Jesús mismo le dictó esas cartas al apóstol Juan, ordenándole que las escribiera y que las enviara a esas iglesias junto con todo el libro. Sin embargo, es sorprendente qué tan poca atención se les pone a estas epístolas. Una teoría que he escuchado dice que esas epístolas de Jesús junto con todo el libro de Apocalípsis en realidad no se refieren a nosotros, sino a futuros creyentes y que ellos las van a entender, implicando implícitamente que con seguridad podemos ignorar este libro o considerarlo solo “para nuestra información”. En el tercer apéndice de este libro doy las razones por las cuales creo que esta opinión es equivocada.[Read more…]